En un terreno de 120 m² donde las posibilidades espaciales podrían parecer limitadas logramos una conexión fluida entre los espacios que conforman una planta uniforme. La circulación, como eje configurador del diseño contiguo, permitió desarrollar un monoespacio en sala-comedor el cual se conecta directamente con un jardín trasero ofreciendo una interacción armónica entre interior y exterior.
La implementación de un sistema de patios ubicados al frente y al fondo asegura una ventilación cruzada eficiente maximizando el confort térmico al interior de la casa. La morfología del diseño se caracteriza por la superposición de macizos y vanos creando una composición que juega con alturas ortogonales. Este diseño genera una interacción dinámica entre luz y sombra enriqueciendo la experiencia espacial.
Los acabados trabajados en aplanados pigmentados con tonos rojos, grises y beiges, transmiten una sensación de calidez, estos colores en combinación con las cancelerías de color negro ubicadas estratégicamente destacan como elementos protagonistas cautivando tanto a quienes habitan la casa como a quienes la observan desde el exterior.